La recogida puerta a puerta en la Sakana: la otra cara de la estabilización

Fecha: 05 Nov 2025

Imagen de contenedores del puerta a puerta en Sakana

El pasado 30 de septiembre, seis trabajadores de la recogida puerta a puerta de la Comarca de Sakana vieron cómo se finalizaban sus contratos. Su salida no fue fruto de una mala gestión ni de una falta de rendimiento, sino de un proceso de estabilización laboral que, paradójicamente, ha dejado fuera a quienes durante años han estado sosteniendo el servicio con compromiso y cercanía.

Son trabajadores de nacionalidad portuguesa, vecinos ya de la Comarca por derecho propio. Algunos llevaban más de 25 años desempeñando su labor con una entrega que iba mucho más allá de lo que marca un contrato. Durante años han sido parte de la vida diaria de la comunidad: los que saludan al amanecer, los que conocen las calles, las casas, los nombres de los vecinos. Personas queridas, valoradas, y profundamente integradas tanto ellos, como sus familias en la Comarca.

Pero su experiencia y su dedicación no han sido suficientes. La falta de titulación oficial en algún caso y la exigencia de acreditar conocimientos lingüísticos —conocimientos lingüísticos que, pese a su esfuerzo por aprender, no pudieron dominar en los niveles requeridos— se ha convertido para ellos en una barrera insalvable. Un proceso que fue ideado para estabilizar unos puestos de trabajo, que durante años habían sido eventuales, ha acabado con los trabajadores en su casa.

Y aquí surge la gran contradicción que realmente nos duele: la ley de estabilización en el empleo público, concebida para acabar con la precariedad, ha generado una nueva forma de exclusión. Una exclusión fría, administrativa, por supuesto ajustada a la legalidad vigente, pero que no entiende del valor del trabajo bien hecho, de la experiencia acumulada y la fidelidad a un servicio público esencial que muchas veces no todo el mundo está dispuesto a realizar.

¿De qué nos sirve regularizar plantillas si dejamos fuera a quienes han demostrado durante décadas su compromiso con nuestra Comarca? ¿Qué justicia moral puede haber en un proceso que expulsa a trabajadores por no poder cumplir con un títulos o un certificados que nada dicen de su entrega, su profesionalidad, ni su vínculo con la comunidad?

Estos seis trabajadores no pedían compasión, sino justicia moral. Está claro que legalmente poco más se puede hacer, pero piden que se reconozca el valor de la experiencia y el mérito real. Que se escuche su historia y se entienda que detrás de cada plaza hay personas, familias y una vida entera de servicio.

La Comarca de Sakana siempre se ha enorgullecido de su sentido comunitario y de su apuesta por un modelo sostenible y cercano. Es muy injusto que ese mismo espíritu no se haya podido extender también a quienes han contribuido cada día, desde el silencio y la humildad, a mantener limpio y vivo el valle.

 

Gorka Martinez 
Sector Administración Local UGT Navarra