Debemos acabar con todas las violencias machistas

UGT de Navarra ha celebrado este lunes una jornada con motivo de la próxima conmemoración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en la que ha participado la Vicesecretaria General de UGT, Cristina Antoñanzas, la escritora y activista feminista superviviente de la prostitución y la trata, Amelia Tiganus, la directora gerente del Instituto Navarro para la Igualdad, Eva Istúriz, y la secretaria de Política Sindical, Social e Igualdad de UGT de Navarra, Marisol Vicente.

Una jornada en la que Cristina Antoñanzas ha puesto de manifiesto que “las mujeres seguimos siendo discriminadas y asesinadas por el mero hecho de ser mujeres”. “Hay muchos tipos de violencia que sufrimos y está normalizada, y con ellas hay que acabar también”, ha remarcado.

Violencias normalizadas como “la brecha salarial, que parece normal pero no lo es, ya que no podemos desarrollarnos como queremos y no podemos acceder a cuestiones básicas como una vivienda o una mayor calidad de vida; violencia institucional, como la que sufren las mujeres maltratadas por las instituciones machistas cuando se deciden a denunciar; o la violencia obstetricia, que es el sufrimiento de las mujeres al dar a luz, ya que muchas veces al cuerpo de la mujer se le trata como a un objeto cuando tenemos a nuestros hijos e hijas”.

Además, se ha referido a la necesidad de “luchar contra el acoso sexual y por razón de sexo en el ámbito laboral”. “Está muy invisibilizado, las cifras son muy bajas, cuando pasamos gran parte de nuestra vida en el trabajo y se producen muchos casos, aunque no se denuncian”, ha subrayado.

En este sentido, ha considerado que la labor de UGT “es fundamental para apoyar a las mujeres que sufren violencia y denunciar y también impulsar los planes de igualdad”. “Desde 2007 es obligatorio que las empresas tengan protocolos de prevención contra el acoso sexual o por razón de sexo, y hay miles de empresas que no lo tienen. Es fundamental potenciar estos protocolos de acoso en las empresas”, ha defendido.

Por su parte, Amelia Tiganus, escritora y activista feminista superviviente de la prostitución y la trata, ha advertido de que “estamos viendo cómo se está fabricando la mercancía de la industria criminal de la explotación sexual trasladando a las más jóvenes la idea de que mercantilizar su intimidad, sexualidad e imagen es una forma de empoderarse”.

“De la misma manera, están colonizando el cerebro de nuestros niños, desconectándoles de su capacidad emocional, empática, de sentir compasión y de reconocer a las mujeres como personas y no como instrumentos a través de los cuales eyacular”

A juicio de Tiganus, “no existe otro camino posible acorde a los derechos humanos que no sea la abolición de la prostitución y garantizar a estas mujeres una ayuda económica, acceso a la vivienda, formación, terapia, asesoramiento jurídico, papeles y trabajo”.

Igualmente, ha apostado por “perseguir todas las formas de proxenetismo”, así como “desincentivar la demanda a través de la educación afectivo-sexual” y “multar a los puteros considerándoles agresores sexuales, porque penetrar a una mujer que no te desea sexualmente está mala, haya o no haya un billete de por medio”.

 

 

25N